En marzo de 2020 el cierre preventivo de los edificios de las instituciones educativas, dentro del marco de las medidas de aislamiento social preventivo obligatorio, generó una suerte de conmoción en un sistema enclavado en la presencialidad. El compromiso de seguir educando se sostuvo desde las políticas, las instituciones, los equipos directivos y docentes, el estudiantado, sus familias y comunidades.

Así inicia mi columna de opinión sobre los desafíos que nos deja la pandemia en materia educativa. Pueden leerla completa en el portal de la Agencia Télam.